A través de la creación de un expediente, el bien inmueble pretende ser declarado Monumento Nacional debido a su vinculación con las distintas etapas de la historia valdiviana del siglo XX.
Actualmente la Casona Schüller, también conocida como La Península de San Ramón, es destacada entre la comunidad y turistas que visitan la zona en etapa estival, como un punto referencial gastronómico que mezcla comida tradicional chilena y la naturaleza que rodea sus instalaciones.
Para llegar a este lugar, es necesario navegar casi una hora por el río Valdivia en dirección hacia el sur, específicamente en la confluencia de los ríos Angachilla y Tornagaleones. Al arribar, una densa vegetación de selva valdiviana rodea el entorno. Tras ella, se encuentra la Casona Schüller. Construida en 1911, ha sido testigo de las distintas etapas de la historia de nuestra ciudad, que va desde el período productivo industrial, hasta los desastres naturales que han azotado Valdivia en los últimos cien años.
Acorde a lo anterior, hasta unas décadas atrás, la Casona Schüller funcionaba como museo para los visitantes que disfrutaban de las bondades gastronómicas de la Península San Ramón. Sin embargo, y debido al deterioro de su infraestructura, las visitas se suspendieron por seguridad de los turistas. Por lo mismo, declarar el inmueble como Monumento Nacional, permite investigar, socializar, divulgar y preservar el patrimonio rural de Valdivia y su expresión en la identidad regional. Por otra parte, se involucra a las diversas comunidades aledañas a estos bienes para generar un vínculo entre el colegio, la junta de vecinos y asociaciones de guías fluviales con estos elementos patrimoniales.
En este sentido, para Yoselin Jaramillo Belliazzi, antropóloga a cargo del proyecto, “el objetivo de preservar este patrimonio es poder relacionar los conjuntos productivos que son parte de la historia industrial valdiviana con las comunidades que se vinculan diariamente con este territorio. En específico la Península fue utilizada desde fines del siglo XIX como un espacio de recreación y posterior a la crisis de 1929 se comenzó a utilizar como un espacio productivo ganadero. A través de la declaratoria como Monumento Nacional, se busca relevar su valor arquitectónico, histórico, paisajístico y sonoro tan propio del sur de Chile que expresa formas de habitar, de producir y co-existir en la naturaleza”, expresó
Paisaje Sonoro
Un aspecto innovador que integra este proyecto de salvaguarda, es el registro sonoro de la flora, fauna, cursos de agua y elementos climáticos de la Península San Ramón. El objetivo de esto es conocer y relevar el paisaje sonoro de la península a través un registro de audio que complementen la investigación desarrollada en otros ámbitos creando un registro patrimonial que documente y preserve los paisajes sonoros únicos de este lugar.
Por este motivo para, Joaquín Lagos Preller, sonidista a cargo de esta etapa, señala: “en el contexto de un proyecto de rescate del patrimonio, uno de los aspectos fundamentales a considerar es la identificación y contextualización de los elementos sonoros propios del lugar. Esta labor permite registrar no solo el “dónde”, sino también el “cuándo”, lo cual es clave para comprender el significado de la información que nos puede entregar el paisaje sonoro. Cada vez más personas, tanto a nivel local como regional, están integrando este recurso en proyectos de diversas corrientes, lo que fomenta una mayor conexión con el entorno. Esto invita a reflexionar sobre cuestiones como la fauna que habita en ciertos lugares, la influencia de los cuerpos de agua y otros factores que conforman la identidad sonora de un espacio”, explicó.
Finalmente, el proyecto – además incluye – la elaboración de material gráfico y auditivo para los visitantes y la comunidad en general. Dicho producto destaca la importancia patrimonial y científica referente a los valores arquitectónicos, históricos y naturales del conjunto de bienes patrimoniales de la Península San Ramón